martes, 1 de octubre de 2013

Manos limpias, manos sucias

Un día, al regresar de la escuela, Ana y Luis fueron a visitar al viejo don José, quien siempre les contaba historias fantásticas. Sin embargo, en esa ocasión, don José no pudo contarles ninguna porque estaba enfermo y cansado. Al salir de la casa del viejo, los niños se llevaron una sorpresa desagradable. Un perro callejero había entrado y regado, por todo el patio, la basura que estaba en un contenedor.
—¡Qué mal huele! ¿Verdad, Ana?
—Sí, Luis, es toda esa basura que el perro tiró. Pobre don José, tendrá que salir a limpiar. ¡Y con lo enfermo que está!
—Nosotros podríamos ayudarle.
—¡Buena idea! Así le daremos una gran sorpresa. ¡A limpiar!
Mientras Luis juntaba los papeles, botellas y latas, Ana trajo una bolsa en la que echaron la basura.
Al oír el ruido, don José salió al patio y encontró a sus amigos limpiando. Se acercó a ellos y les dijo con mucho cariño:
—Gracias por su ayuda. Ya es tarde, será mejor que se vayan a casa. Mañana los espero y les contaré un cuento de hadas.
Al siguiente día, Luis amaneció enfermo.
—¡Qué dolor! Mamá, me duele la panza.
—Estás pálido. ¿Comiste algo después de salir de la escuela?
—No, mamá. Fui con Ana a visitar a nuestro amigo don José. En su casa no comimos, sólo le ayudamos a levantar la basura que un perro regó en su patio.
—Cuando llegaste, ¿te lavaste las manos antes de comer?
—¡Ay, no! Lo olvidé.
—Por eso estás enfermo, ahora tendremos que ir al doctor.



Español,Segundo grado FASE EXPERIMENTAL , Secretaría de Educación Pública, 2009

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