martes, 1 de octubre de 2013


Gérmenes

Gérmenes, lectura para aprender y divertirse
Con esta lectura vamos a entrar a un mundo microscópico. El mundo de los microbios.

Esa mañana, llegó el autobús infeccioso para llevarse a Vari y a los demás candidatos a la Academia de Gérmenes.

Vari había pasado su examen médico para probar que no estaba sano, y fue llevado al dormitorio, donde conoció a sus compañeros de cuarto.

Cada uno presumía que un pariente cercano había iniciado el brote de alguna enfermedad.

–Pero ¿no hace esto que los niños se sientan terriblemente enfermos? –preguntó Vari.

–De eso se trata –se burló Mig.
Pero Vari no estaba de acuerdo. Durante la siguiente semana, fue el último de la clase en todo. Sin embargo, se le asignó su primera misión.

–Pero se ve tan dulce –dijo Vari al ver a la niña a la que debía enfermar.
Esa noche, Vari se las ingenió para deslizarse con éxito por la nariz de Mirta. Enseguida empezó a refunfuñar. ―Este trabajo no me gusta‖, pensó. Y decidió ayudar a la niña.

En eso oyó un ruido, cada vez más fuerte y que iba directo a él... Antes de que pudiera esconderse, se vio rodeado por unos militares. Eran miembros del Sistema Inmunológico de Mirta y no parecían muy amigables.

–¡Ahí está! –gritó uno.

Mientras, en la Central de Gérmenes comenzaron a sonar alarmas.

–¡El blanco no muestra señales de infección! –gritó el comandante Flema–. ¡Varicela estropeó su misión!

–¡Déjenos atacar, señor! –decían los compañeros de Vari–. ¡Le daremos un cumpleaños que nunca olvidará, señor!
Mirta y Vari estaban en problemas.

–Cuatro gérmenes grandes y feos vendrán pronto –dijo Vari– y Mirta podría estar en cama semanas enteras. Los militares se detuvieron.

–Está bien –dijeron–. ¿Qué hacemos?

Vari trazó un plan. Después de unos segundos, dio la orden y Mirta estornudó con tanta fuerza como nunca lo había hecho en su vida.

Aturdidos y confundidos, los gérmenes despertaron un minuto después. Ronch miró a su alrededor. Pronto se dieron cuenta de que pasaba algo raro.

–Creo que no estamos en el cuerpo de Mirta –dijo Achú.

Mientras tanto, en el cuerpo de Mirta, los miembros del Sistema Inmunológico gritaron:
–¡Bravo por Vari!

Vari fue cargado en hombros, en un recorrido triunfal por los órganos de Mirta, donde multitudes de células aplaudían al germen que los había salvado.

–Nunca habíamos conocido a un germen heroico –decían– ¿Qué podemos hacer para pagarte lo que hiciste?

–Bueno... pues... –dijo Vari– necesito dónde vivir...
Gracias a su conocimiento de gérmenes, Vari fue nombrado Jefe Honorario del Sistema Inmunológico.
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Ross Collins, Gérmenes. México, SEP–Planeta, 2006.

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